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La intersección entre Triple P y las ciencias del comportamiento

2025

En un mundo ideal, todas las familias tendrían las capacidades y la motivación necesarios para llevar a cabo y disfrutar la desafiante tarea de criar. Y si este no fuera el caso, tendrían múltiples oportunidades para acceder a terapias personalizadas para construir competencias parentales que les ayuden a fomentar el desarrollo integral de niñas y niños.

Pero no vivimos en un mundo ideal. Las barreras que las familias encuentran para poder ejercer la crianza de manera positiva y para acceder a servicios de apoyo a la crianza son tan diversas como los diferentes contextos de cada hogar, y tan vastas como las múltiples demandas cotidianas de la sociedad actual.

¿Cómo entregar el conocimiento y generar la motivación para que las familias implementen estrategias de parentalidad positiva? ¿Cómo llevar servicios de apoyo a la crianza a un número mayor de hogares?

La respuesta radica en desarrollar estrategias efectivas de crianza, que se puedan enseñar e instalar en las familias, usando medios que cumplan con el criterio del mínimo suficiente, es decir, usando los recursos menos intensivos y costosos para producir el mayor impacto. Esto no solo evita la sobre intervención y fomenta la autorregulación (la capacidad de las familias de utilizar sus propios recursos, para solucionar sus desafíos de manera eficaz), sino que también aumenta la sostenibilidad de los programas en el tiempo.

Por otro lado, implica comprender dónde encontrar a las familias, cómo interactúan con los servicios disponibles, cómo convocarlas a utilizar el programa y cuáles son sus objetivos de crianza.

Para responder estas preguntas, Triple P - Programa de Parentalidad Positiva basado en evidencia, ha desarrollado, en sus más de 40 años de investigación, una sólida base de evidencia en todas las áreas fundamentales de un programa de crianza positiva, incorporando el mínimo suficiente y la autorregulación como conceptos centrales. Estas áreas incluyen contenido y estrategias, métodos de enseñanza, modos de entrega, difusión del conocimiento, capacitación de facilitadores, participación y adherencia de las familias, implementación efectiva, entre otras. Y en la base de todas estas áreas se encuentra el comportamiento humano, ya que todas requieren, de uno u otro modo, que diversas personas ejecuten acciones específicas a lo largo del tiempo. Por esta razón, las ciencias del comportamiento están en el centro de los programas de parentalidad positiva.

¿Cómo informan las ciencias del comportamiento al desarrollo e implementación de Triple P?

A nivel de metodología, Triple P propone un conjunto de estrategias de crianza basadas en evidencia para motivar comportamientos positivos y prevenir comportamientos de riesgo. El programa enseña a madres, padres y cuidadores a aplicar estas estrategias en situaciones específicas. Las estrategias que promueve Triple P están fundadas en conocimiento proveniente desde la teoría del aprendizaje social, el análisis conductual aplicado, los principios cognitivo-conductuales y la teoría del desarrollo.

Triple P aumenta la autoeficacia y autoconfianza de los padres, reemplazando los estilos negativos de crianza por otros más funcionales y positivos, y reduciendo los conflictos parentales en torno a la crianza. Utilizando diversas técnicas de cambio de comportamiento respaldadas por la ciencia, aumenta la motivación de los cuidadores para ejercer una parentalidad positiva a través de la implementación de las estrategias de crianza basadas en evidencia.

Dentro de estas técnicas de cambio de comportamiento que permiten entregar la metodología a las familias, se encuentran el establecimiento de metas, la planificación de la acción, el monitoreo del comportamiento y de los resultados, la retroalimentación sobre cómo se implementaron las estrategias, la autoevaluación, el incremento del apoyo social para generar los cambios buscados, la entrega de instrucciones claras y de información sobre las consecuencias de la crianza positiva, la demostración y la práctica del comportamiento deseado, las tareas graduadas para aumentar la sensación de eficacia a medida que se enfrentan a mayores desafíos de crianza y la reestructuración del ambiente físico para generar ambientes seguros e interesantes para niñas y niños.

A nivel poblacional, Triple P sigue un modelo de salud pública, en el que se entrega apoyo proporcional a las necesidades de cada familia, ampliando el público objetivo tradicional de los programas que habitualmente se enfocan en las familias de mayor riesgo, incorporando un enfoque preventivo que permite impactar el bienestar físico y emocional y el desarrollo prosocial de niñas y niños.

Por esto, se presenta en diversos formatos para adaptarse a los diferentes recursos de la población, como tiempo, accesibilidad y distancia. Además, está disponible en diversos dispositivos e instituciones, incluso en formato digital de manera autoguiada, ampliando así las oportunidades para la participación de las familias en el programa.

Asimismo, el programa posee contenido específico para diferentes audiencias, como por ejemplo, para cuidadores de niños entre 0 y 12 años, para cuidadores de adolescentes, para desafíos específicos de crianza como las transiciones familiares, los estilos de vida saludables, la neuro diversidad y la salud mental. Esto permite a las familias construir las capacidades específicas que necesitan para ejercer la parentalidad positiva en sus contextos.

El sistema multinivel de apoyo a la crianza de Triple P. Fuente: Sanders, 2023

Finalmente, Triple P utiliza explícita y sistemáticamente los aprendizajes de las ciencias de la implementación para apoyar a las instituciones a entregar servicios de apoyo a la crianza con calidad e implementar las metodologías con fidelidad al modelo basado en evidencia.

El apoyo a la implementación de Triple P busca que los profesionales que entregan el servicio cuenten con sistemas de apoyo social y técnico, aumentando su propia competencia y confianza en la entrega de los programas de Triple P, y permitiendo que las familias tengan acceso a servicios que tienen mayor probabilidad de apoyarles de manera efectiva a generar los cambios positivos que buscan en su crianza.

En conclusión, existe una estrecha relación entre las ciencias del comportamiento y el diseño e implementación de Triple P. Por lo tanto, también existe un sinnúmero de oportunidades para la investigación, la generación de nueva evidencia, y la innovación en el desarrollo de soluciones específicas que aborden barreras del comportamiento que no han sido estudiadas, ya sea porque los contextos o aplicaciones son nuevas, o porque el mundo cambia rápido y, por consecuencia, el comportamiento de las personas también.